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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Única canción de amor, de Nicolás Olivari

I ¿Ves? Estoy obligado a llorar en verso la pena de tu amor perdido para siempre en la nada. ¡He pedido tan poco!, ¡con tan poco edifiqué mi ensueño! La cocina humosa, la familiar tertulia del Domingo, el grave silencio de tu barrio pobre, el arco iris de mi conducta hacia tus senos, la dulzura de vivir bajo tus años acurrucado como un perro trémulo bajo la suave amenaza de tu mano... Sensaciones fugitivas, románticas y zonsas, desaliño ideal y trunco, dejar en la puerta de tu casa chica la complicación de mi superioridad, y sentirme a la altura del agua barboteante de tus lustrosas canillas sin personalidad y de las tiras de cortezas secas, -¡ilusión de campo!- largas tiras de corteza de naranja que se espiralizaban en los estantes... La juventud mía es un asfalto sereno y vulgar de puro oscuro y tú eras la luna abrillantando su opaca tristeza clavada en mi desesperanza... Mas todo es vulgar en la vida, y tú misma bella y todo, fría y ausente, vulgar pe

Canto de la dactilógrafa, de Nicolás Olivari

Y caíste. ¡Bien! ¡Hurra! ¡Aleluya! Es muy lógica esa satisfacción tuya: tu antigua vida es ya una lejanía... Adiós el mostrador, la miserable faena, el suplicio de la máquina, el sufrimiento mudo, ¡qué bella persona es tu burgués panzudo...! ¡Ah! el pálido poeta ilustra «Noticias de Policía» se ha pegado un tiro... pero eso no vale la pena...

Le pardon, de Prudhomme

Ah ! j'en connais beaucoup dont les lèvres sont belles, Dont le front est parfait, dont le langage est doux. Mes amis vous diront que j'ai chanté pour elles, Ma mère vous dira que j'ai pleuré pour vous. (Algo así como "conozco muchas chicas con lindos labios, frente perfecta (?) y lenguaje muy dulce; mis amigos te dirán que les escribo a ellas, mi vieja que lloro por vos")