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Mostrando entradas de diciembre, 2012

El gordo

  Desde su separación el Gordo pasaba las noches triste, bebiendo cerveza, comiendo comida china. Comía también muchos postres: flancitos y postrecitos de chocolate y dulce de leche que compraba compulsivamente y cuyos envases terminaban siendo ceniceros o bollos informes aplastados sobre la alfombra.   Vivía alquilando. Un pequeño departamento en el Abasto, viejo, despintado; con un ascensor que desde siempre tenía un cartel amarillento con las palabras "no funciona". Un asco de departamento, lleno de cucarachas y lauchas que se ocupaba de llenar con más suciedad.   Sus amigos lo iban a visitar, desodorante y bolsa de consorcio en mano; y tras estirar la cama se sentaban allí y le daban charla: le hablaban sobre Vélez campeón, sobre los motivos por los cuales los sapos no tienen mamas y otras nimiedades.   Pero para las fiestas siempre estaba solo. Recibía invitaciones, para pasarlo allí o allá, pero nunca aceptaba porque no quería ver a sus amigos besar a sus muje