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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Begas Vowie y la pelopincho

Un sábado, cuando era pibe, mi amigo Marcelo llegó muy excitado a la puerta de mi casa: lo habían invitado a una fiesta. Enseguida me prendí; nos pusimos de acuerdo, plantamos nuestra mejor ropa y arrancamos hacia el lugar. Mientras viajabamos en el colectivo, mi amigo me contó cómo venía la mano: su tío cumplía años y había decidido tirar la casa por la ventana. El tipo vivía en un departamento y había invitado al edificio entero a su celebración porque pensaba meter tal bochinche que no quería que nadie lo denunciara por ruidos molestos. -¿Y hay mujeres? -pregunté, con la hormonas golpeando mi cráneo. -¿Mujeres? ¡¿Cómo pensás que puede haber un edificio en el que no haya mujeres?! ¡Va a estar lleno! ¡Mujeres chicas, mujeres grandes, mujeres flacas, mujeres gordas, mujeres hasta el techo! Y la verdad es que Marcelo tenía razón: el lugar estaba lleno de mujeres: mujeres mayores que solícitamente rodeaban a su tío y le ofrecían diferentes caldos y viandas con las que habían colaborado.