Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2009

Garabateada de redes

 El veintiuno de septiembre entré a un bar buscando un lugar tranquilo para escribir y hacer tiempo hasta que Andrea saliera del trabajo. Andy había vuelto a mi lado después de cien poemas tristes y oscuros que hablaban de amores poco insensatos y del suicidio y del asesinato como solución para las mujeres que se alejan.   Andrea había vuelto diciendo "Marilina, te extrañé. Y no quiero extrañarte más y quiero que me ames mucho, como yo te amo. Perdoname".   El bar elegido no resultó ser el lugar tranquilo que yo necesitaba para mi poema celebratorio por el amor recobrado, aunque tuve que quedarme en él porque no había otro en la zona que tuviese un precio de café que yo pudiera pagar. Es que soy una poetisa pobre.   El caso es que el lugar era tan tan barato y tenía un menú con precios tan módicos que estaba lleno de gente, especialmente jóvenes aprovechando y celebrando la primer noche de primavera al ritmo de sus brazos subiendo y bajando mientras se llenaban y ha

Ruletenburg

A pesar de todas las que me hizo, siempre voy a odiar a Florencio Romero por lo que me hizo la última vez que lo ví. Porque Florencio Romero me citó un día de tormenta de Santa Rosa en un bar pequeño y sucio del pueblito en el que vivía. Para llegar tuve que viajar en un colectivo con el techo roto y las ventanas que no cerraban y me baje tan molesta y luego pise tanto barro en esa plaza de Marcos Paz que cuando entre al lugar en el que me esperaba ya lo odiaba como nunca hubiera pensado cuatro años antes que lo iba a odiar. Encima sentí el olor a humedad y cigarrillo del lugar y pensé que me estaba metiendo en la boca del lobo, una vez más. Porque Florencio Romero,había sido mi novio intermitente, volviéndo a mí cuando estaba falto de piernas, acechándome siempre desde detrás de las paredes, con poemas y flores en los labios con las que lograba tironear de mi virginidad. Estaba allí, sentado en una mesita verde, bebiendo cerveza de un porrón sucio, con sus dedos amarillos de