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Mostrando entradas de 2009

El narrador

Cuando era niño, cada vez que llegaba Diciembre, con sus arbolitos, sus guirnaldas, la locura de la gente en las calles y en los colectivos y las carnicerías subiendo los precios hasta de los huesos para perros; a mí me invadía una terrible ansiedad y mi comportamiento se volvía errático: dejaba de estudiar, ponía dinosaurios en el pesebre, consumía mantecol en cantidades industriales y asustaba a los perros con rompeportones que compraba de contrabando con el vuelto del almacén. Y hacía todo eso para no tener que pensar en la Nochebuena y para que se me pase más rápido el tiempo hasta que llegase el veinticuatro. Porque todos los veinticuatro, a eso de las doce de la noche, se abría la puerta de casa y entraba -lleno de paquetes y dando carcajadas; con su ropa roja y con su cuerpo gordo; su barba rala y su pelada incipiente- el personaje más querido de toda mi infancia: mi Tío Pocholo, el gran narrador. Mi Tío Pocholo entraba, pasaba tambaleando a mi lado sin prestarme la más míni

Contale algo al Cuento del Día

El cuento del día , el proyecto que comenzó con el puntapié de nuestra amiga María Ward y que tiene como propósito publicar de Lunes a Viernes -menos feriados- un cuento por día, comienza un gran concurso para darle espacio y difusión a los escritores no tan conocidos. Por ahora no se anunció la fecha de cierre, así que hay que aprovechar y enviar los originales a cuentodeldia@gmail.com -no olviden indicar sus datos personales. El tema es libre así que no tienen limitaciones a la hora de escribir, pueden dar lo mejor que tengan. Voy a formar parte del jurado junto a María Ward, Soledad Morán y Julián Beroldo. Por mi parte prometo no fijarte en la faltas de ortografía -ustedes prometan no mirar de ahora en más las mias. ¡Suerte y a escribir! Más información: El cuento del día (tienen que entrar con su cuenta de Facebook).

Garabateada de redes

 El veintiuno de septiembre entré a un bar buscando un lugar tranquilo para escribir y hacer tiempo hasta que Andrea saliera del trabajo. Andy había vuelto a mi lado después de cien poemas tristes y oscuros que hablaban de amores poco insensatos y del suicidio y del asesinato como solución para las mujeres que se alejan.   Andrea había vuelto diciendo "Marilina, te extrañé. Y no quiero extrañarte más y quiero que me ames mucho, como yo te amo. Perdoname".   El bar elegido no resultó ser el lugar tranquilo que yo necesitaba para mi poema celebratorio por el amor recobrado, aunque tuve que quedarme en él porque no había otro en la zona que tuviese un precio de café que yo pudiera pagar. Es que soy una poetisa pobre.   El caso es que el lugar era tan tan barato y tenía un menú con precios tan módicos que estaba lleno de gente, especialmente jóvenes aprovechando y celebrando la primer noche de primavera al ritmo de sus brazos subiendo y bajando mientras se llenaban y ha

Ruletenburg

A pesar de todas las que me hizo, siempre voy a odiar a Florencio Romero por lo que me hizo la última vez que lo ví. Porque Florencio Romero me citó un día de tormenta de Santa Rosa en un bar pequeño y sucio del pueblito en el que vivía. Para llegar tuve que viajar en un colectivo con el techo roto y las ventanas que no cerraban y me baje tan molesta y luego pise tanto barro en esa plaza de Marcos Paz que cuando entre al lugar en el que me esperaba ya lo odiaba como nunca hubiera pensado cuatro años antes que lo iba a odiar. Encima sentí el olor a humedad y cigarrillo del lugar y pensé que me estaba metiendo en la boca del lobo, una vez más. Porque Florencio Romero,había sido mi novio intermitente, volviéndo a mí cuando estaba falto de piernas, acechándome siempre desde detrás de las paredes, con poemas y flores en los labios con las que lograba tironear de mi virginidad. Estaba allí, sentado en una mesita verde, bebiendo cerveza de un porrón sucio, con sus dedos amarillos de

Ápices - Natalia Tangona

Amiga de este blog, y compañera de milemilemile , Natalia Tangona acaba de publicar Ápices , en una edición de En el aura del sauce . Es un libro lleno de momentos desconcertantes, donde uno no sabe si entristecerse o reconfortarse; donde los versos lo cachetean a uno y lo hacen gritar de dolor o llorar por el cariño que tiene cada poema. Recomiendo comprarlo. Vayan a su libreria y pidan el libro, y si les dicen que no lo tienen, hagan trompa y a encargarlo. Y si quieren seguir leyéndo más de ella o conocer su obra, pueden hacerlo en Escritores Indie , espacio donde participa actualmente. Natalia M. Tangona, Ápices , Colección Escrituras Indie, En el aura del sauce, 2009.

Homenajeado

Lo que comenzó como un premio por un comentario a su blog, se convirtió en un homenaje -al menos así lo leo yo. Acá pueden leer El Cerdo sin Galera , el cuento que escribió Inés Alvarez , una de las mejores escritoras uruguayas contemporáneas, en su blog Transmutación . ¡Qué hacen acá! ¡Vayan ya mismo y lean! Y no solo el cuento, sino todos los cuentos y haikus y ejercicios literarios con los que juega para nuestro deleite.

Ramos Mejía

La estación de Ramos Mejía me da un sentimiento terrible de aversión. Allí, hace muchos años, mi primera novia me abrazó por última vez. y después de poner cara de que yo le daba lástima, después de avisarme que ya me lo había advertido más de cien veces, que la dejase en paz o iba a cometer una locura, que no quería saber más nada de mí porque yo era un idiota inmaduro, se arrojó de lleno bajo las ruedas del tren que entraba en la estación. No murió. Sobrevivió, perdiendo sus dos piernas. Paradojas del amor, su fallido suicidio me alegró, porque pensé que ahora que había quedado lisiada iba a necesitar de mí, que volvería acuciada por la necesidad. Pero eso no sucedió, y ella se enamoró de su médico y se olvidó de mí. Y el tiempo pasó y me borró el dolor por su rechazo, me borró sus facciones, pero nunca pudo sacarme el miedo que sentí en Ramos Mejía, parado impotente al borde del andén, mientras mi amor era triturado por la formación.

Burundanga

Todo se me había dado: hacía frio, podía invitar a Jésica a tomar un café con esa excusa y encima era Viernes y había cobrado la quincena, por lo que me alcanzaba para una buena habitación en un telo, con televisión y todo. Baje del tren en la estación de Morón y fui derecho para Nuevo Morón, la pizzería en la que me esperaba mi chica. - ¡Rubén! -Me llamó desde su mesa, pegada al vidrio de 9 de Julio. -Te extrañaba, ¡tardaste mucho en llegar! - Es que salí más tarde. -Le explique mientras la besaba y recorría con mis manos todo su contorno. - Yo también te extrañé, hoy tuve un día de mierda. Pero ahora estamos solos los dos y no importa nada más, salvo que nos corramos de la ventana. - ¿Qué nos corramos de la ventana? - Sí, no me gusta este lugar. - Pero desde acá se ve la Estación y la Plaza; podemos ver a la gente haciéndo cola para tomar el colectivo y a los vendedores ambulantes vendiendo chucherias y cd's truchos. Además, si pasa algún conocido, podemos saludarlo y aumentar nu

El modelo de Pickman

No es necesario pensar que me volví loca, Eliana. Admito que me encuentro mucho más nerviosa que el año pasado, cuando nos vimos, pero no creo que sea tanto como para que me mandes al loquero. Aunque tengo muchos motivos para enloquecer y mucha suerte por haber conservado el equilibrio hasta ahora. Bien, tenés que saberlo. Después de todo, fuiste la única que me escribió cuando se enteró que ya no andaba más por la Casa de la Cultura y que me aleje de María Florencia Pickman. Ahora que Pickman ya no está, de vez en cuando paso por allá, pero mi ánimo ya no es el de antes. No, no sé que fue de Pickman y tampoco me gusta pensar en eso. Pudiste sospechar que yo sabía algo importante cuando me distancie de ella... y esa es la causa por la que me niego a pensar a dónde habrá ido. Dejemos que la policía averigüe lo que pueda. No creo que sea mucho, teniendo en cuenta que aún no saben nada de la casa del Parque San Martín. Sí, te voy a contar sobre esa casa; así sabes vos también por qué no v

¿Qué propiedad tendrá la lluvia?

¿Qué propiedad tendrá la lluvia que me provoca estas ganas de extrañarte de renunciar al trabajo morir de hambre solo para hacer cuchara tomar la sopa secarme con vos? ¿Qué propiedad tendrá la lluvia? Treinta kilómetros y si al volver hay sol radiante... Lluvia , por Juan Fotografía Compacta

Cuatro

Pensé que sin bolsillos podía tener un poco de su amor; que mis ideas reemplazarían el hambre de viajes; y que un hueco en el estómago, un día, era un hermoso gesto azul. Pero me equivoqué juzgando su carácter; mis ideas no se mastican, y tengo un agujero del que mana sangre. Ahora le doy distintas oportunidades, moviéndome como su sombra, habitación tras habitación; pero ella va a negarse, prefiere el olvido antes que matarme.